La Delio Valdez y un breve manual de la cumbia salvadoreña

Miren, hablar de cumbia es hablar de un sentimiento bailable latinoamericano. ¿Por qué? Porque es el género tropical por excelencia. No hay nadie a quien no le guste un buen cumbión en cada país de América Latina. Es parte de la identidad latina, lo fogoso, lo sensual, lo hermoso y cualquier estereotipo con el que se quiera vender la identidad latina en Europa o Estados Unidos.

¿Por qué les hablo de cumbia? Porque hace poco me di el bacil de ir a ver a una de las mejores bandas de cumbia de Argentina: la Delio Valdez.

Fue toda una odisea. Para contextualizarlos: yo vivo en La Plata, una ciudad a 50 kilómetros al sur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (el lugar donde está el Obelisco, la Casa Rosada y todas esas cosas que ustedes ya conocen), y mi recorrido hacia Capital dura de una hora y media a dos horas. Tengo que tomar un tren que me lleva de La Plata a Capital Federal y luego un Subterráneo que me conecta con diferentes puntos de Buenos Aires.

Para no hacerles largo el cuento: el tren andaba con una demora aproximada de media hora. Logré abordarlo y hacía paradas prolongadas en las estaciones. Al llegar a Buenos Aires me llevé la desagradable sorpresa que la línea que yo debía tomar estaba estancada. No funcionaba para nada. Y yo sabía que ya iba tarde. Luego terminé agarrando un colectivo, o bus (dependiendo de cada país) y al final logré llegar, con un elegante retraso de una hora con respecto a la hora de la presentación de la Delio.

Pero como toda América Latina padece del mismo virus de impuntualidad, el concierto empezó casi hora y media después de lo acordado. Mi vida logró encontrar a mi alma desahuciada por el viaje maltrecho.

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En El Salvador la cumbia ocupa un lugar fundamental en las noches navideñas cada año. Es de sobra sabido que todas las estaciones de radio (TODAS) ponen música tropical, en general, y específicamente (en su mayoría) cumbia: los Hermanos Flores, la Sonora Dimamita, Pastor López, y algunos otros géneros como las chanchonas (¡Sí! Increíblemente las chanchonas son un género musical bastante extendido en el oriente del país), merengue, salsa y así. Es parte de nuestra idiosincrasia. Pero ésto tiene su origen. Así que siéntense, que se los cuento de una forma resumida para no aburrirlos.

Las orquestas salvadoreñas, según registros de Wikipedia, se remontan a la década de los cincuentas, donde orquestas como La Internacional Polio, La Internacional de Lito Barrientos, a quien se le debe en gran parte el hecho de que la cumbia tenga un glorioso pasado en El Salvador, viajaban a Colombia a participar en carnavales y otras festividades realizadas en dicho país.

A partir del contacto de los músicos con nuevas tendencias cumbieras, éstos regresaron con ideas más frescas para poder crear contenido original, creando así un subgénero de la cumbia: la cumbia salvadoreña. Este subgénero sería replicado en las décadas siguientes por orquestas como Los Hermanos Flores, Orquesta Casino y la Orquesta San Vicente.

Pero ¿cómo logró la cumbia hacerse tan popular en estos lados? Si bien es cierto que cuenta la leyenda que los músicos colombianos protestaban por la excelsa calidad de la cumbia salvadoreña, este hecho fue confirmado y difundido por Rafael «Lito» Barrientos, quien se encargó de esparcir el género en las diferentes radios de El Salvador, pero principalmente en la Radio Nacional, que se encargaba de reproducir temas como la Cumbia en do menor, de dicho compositor. Luego, en la década de los sesentas, Los Hermanos Flores hicieron lo suyo con La Bala, Mi País, Enfermera y otras canciones.

Lito Barrientos fue quien, en resumidas cuentas, introdujo y difundió la cumbia en El Salvador, en donde encontró un terreno más que fértil para que el germen de las rolas que se tocan todos los 24 y 31 pudiera reproducirse, dado que este género bailable hace alusión al carácter alegre y jovial de la gente del Itsmo Centroamericano.

La complejidad de los ensambles de los instrumentos de viento, los coros masculinos y femeninos y el carácter altamente rítmico y bailable del género hicieron que los salvadoreños, y por qué no decirlo, toda Latinoamérica se enamorara de la cumbia, que, en cierta medida, representa también nuestras raíces africanas (esas olvidadas y ninguneadas en casi toda nuestra América) y es un patrimonio musical e inmaterial desde Usuhaya hasta Tijuana. Y si no es patrimonio, para este blog sí lo es. Pero desarrollar este tema va a ser tema de otra entrada.

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Exploté. Sencillamente exploté de emoción cuando escuché la primera estrofa de la primer canción: «Ay bailando cuuuumbia se amanece». Era sencillamente hermoso, pletórico y sensual. Negra Ron y Velas estaba siendo tocada de forma magistral por la Delio Valdez. Yo sabía que iba a valer la pena cada maldición proferida en el viaje de casi tres horas desde La Plata a Baires. Estaba cansado y a punto de devolverme a mi casa a llorar porque no había ido a verlos. Pero la persistencia, la necedad y la viveza tuvieron su recompensa.

Esta orquesta tocó junto a otras bandas más en el festival denominado Músicos por Télam, como protesta por el despido injustificado de periodistas de dicho gremio. Fueron la banda principal encargada de cerrar el festival. El frío no importó. Los inclementes 8 grados de esa noche no se sintieron para nada. Se los juro. He pasado noches más frías y mi garganta lo ha resentido. El calor de los argentinos bailando, la energía del percusionista cantando y la hermosa guitarra reconfortaban mi alma y me hacían dejar de sentir un hambre bien perra. En fin, lo disfruté, a pesar de la valida de verga que di.

Sin embargo, una inquietud surgió. Yo podría hablar mil cosas al respecto, pero, de nuevo, se los dejo a modo de preguntas: ¿no sienten que la cumbia que se escucha en El Salvador está un poco vieja? ¿Cuál fue el último grupo de cumbia «joven» que se ha escuchado en San Salvi? ¿No creen que ya es tiempo de crear nuevas tendencias musicales para generar público y desarrollar industria? Pues yo sí lo pensé, y creo que ciertos elementos musicales de La Delio Valdez se pueden llevar a Sívar para hacer que la cumbia resurja como un ave fénix (perdón el cliché) y haga bailar a las nuevas generaciones con el hermoso y sensual género de la cumbia.

6 comentarios sobre “La Delio Valdez y un breve manual de la cumbia salvadoreña

  1. Soy colombiano y no soy aficionado a la cumbia. Es sumamente interesante y entretenida la forma en la que combinas un anecdotario personal con algunos hechos históricos.
    Dependiendo del lugar se emplean las palabras bus o colectivo, pero en Colombia tmabién se usa la palabra buseta (un bus pequeño), que en Brasil es una expresión obscena.

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